domingo, 8 de junio de 2014

Caída del muro de Berlín.

Caída del muro de Berlín.

El Muro de Berlín, denominado oficialmente «Muro de Protección Antifascista» por la socialista República Democrática Alemana también fue apodado «Muro de la vergüenza» por parte de la opinión pública occidental. Fue parte de las fronteras interalemanas desde el 13 de Agosto de 1961 hasta el 9 de Noviembre de 1989 y separó la zona de la ciudad berlinesa bajo control de la República Federal Alemana de la zona bajo control de la República Democrática Alemana hasta ese año.
El bloque oriental dominado por los soviéticos oficialmente sostenía que el muro fue levantado para proteger a su población de elementos fascistas que conspiraban para evitar la voluntad popular de construir un estado socialista en Alemania del Este. No obstante, en la práctica, el muro sirvió para impedir la emigración masiva que marcó a Alemania del Este y al bloque comunista durante el período posterior a la Segunda Guerra Mundial.
Fue uno de los símbolos más conocidos de la Guerra Fría y de la separación de Alemania.
Muchas personas murieron en el intento de superar la dura vigilancia de los guardias fronterizos de la RDA cuando se dirigían al sector occidental. El número exacto de víctimas está sujeto a disputas y no se conoce con seguridad.

Después de 28 años de oprobio, las políticas reformistas impulsadas desde mediados de la década de 1980 en la Unión Soviética por el líder soviético Mijail Gorbachov se tradujeron en la decisión de abrir poco a poco las fronteras de la República Democrática Alemana. El 9 de noviembre de 1989, finalmente, y después de una breve conferencia de prensa realizada por el jefe de prensa del Partido Comunista oriental, se anunció, visado mediante, la libertad para viajar hacia la otra Alemania o a cualquier parte del mundo, elecciones libres y la configuración de un Nuevo Gobierno. Ello pareció anunciar por fin el desmoronamiento de la aterradora estructura de hierro, cemento y alambre que por casi tres décadas aisló brutalmente a todo un pueblo.
Los alemanes del este reaccionaron de inmediato. Miles de berlineses, tanto del lado oriental como occidental, se aglomeraron frente al muro y sus barreras fronterizas tomando parte ese mismo día en una de las acciones político-sociales más relevantes del siglo XX: la caída del muro de Berlín.
Muchos jóvenes alemanes orientales, con pequeñas mochilas al hombro, vacilaron antes de saltar el Muro. Una hora antes, sólo aventurarse cerca de la barrera habría significado la muerte inmediata. Pero ahora muchas manos desde el otro lado se extendieron para ayudarlos. Como tantos otros, esa larga noche del jueves 9 de noviembre, saltaron finalmente las barreras que fueron completamente inútiles, paseándose felices por las iluminadas calles de Berlín Occidental.
Otros, en tanto, con martillos e improvisadas picas en las manos, compartieron desde arriba del muro la alegría de derribarlo trozo a trozo, muy cerca de la imponente puerta de Brandenburgo. Desde lejos los sombríos policías de la ex RDA observaban recelosos, pero por el otro lado los improvisados anfitriones occidentales se fundieron en un emocionado abrazo con sus visitantes. El canciller de Alemania Federal, habiendo interrumpido abruptamente su viaje a Polonia, acompañado de Willy Brandt y otras personalidades, se mezclaron con la multitud para dar la bienvenida a los recién llegados.
La acelerada desintegración del aparato político de la Alemania Oriental, primero a las órdenes del anciano Erich Honecker y luego de Egon Kretz, sólo fue el preludio de un gigantesco desbande. Desde Leipzig hasta Dresde, más de un millón de alemanes se movilizaron exigiendo libertad de expresión y movimiento, liberalismo político, cese de discriminaciones y privilegios y el reconocimiento oficial de los representantes de los partidos políticos de oposición. El socialismo soviético había caído y, con él, su “muro de la vergüenza”.

FUENTES

·Wikipedia
·Guioteca

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