viernes, 13 de diciembre de 2013

Condiciones de vida del proletariado primera mitad del siglo XIX


El término proletariado designa a la clase social constituida por proletarios. En la antigua Roma la componían los ciudadanos pobres que únicamente con su prole podían servir al Estado.
Más tarde aludió a quienes carecían de bienes y eran contabilizados en las listas vecinales únicamente por su persona y prole (sus hijos o descendencia). El término proletario se identifica con la clase obrera.
A partir de 1870, cuando ya el proletariado había tomado conciencia de clase y adoptado posturas de lucha sindical y política, el régimen de salarios comenzó a mejorar y, como consecuencia, también mejoraron las condiciones de vida de la clase social obrera.
Estaban concentrados en las ciudades, donde se ubicaban las industrias, diferenciándose claramente de los trabajadores agrarios por su forma de vida e intereses.
Padecían duras condiciones de trabajo (larga jornada laboral, falta de higiene) e inseguridad (paro, inexistencia de seguro médico, de desempleo o jubilación). La concienciación de su precaria situación los condujo a la protesta y la reivindicación organizadas, pero también a la alienación y la desesperanza: algunos se sumieron en el alcoholismo, el juego o la delincuencia.
Al carecer de propiedades, se veían obligados a vender su fuerza de trabajo a cambio de un salario.
Tomando como punto de partida estas circunstancias de ideología económica, mentalidad y nivel salarial, se pueden establecer como principales problemas del proletariado, a lo largo del siglo, los siguientes:
  • Régimen de trabajo duro, carente de seguros, con fuertes multas para los obreros y deshumanizado (trabajo en serie).
  • Largas jornadas laborales; de 70 a 80 horas semanales hasta mediados de siglo y de 50 a 60 horas después.
  • Sobreexplotación de mujeres y niños como mano de obra, tanto por las necesidades económicas de las familias, como por el interés de los patronos en tener unos obreros más dóciles y baratos que los hombres adultos.
  • Malos alojamientos; primero los sótanos y los desvanes del centro de la ciudad y después el suburbio miserable.
  • Mala alimentación por falta de educación y, sobre todo, de recursos.
  •  Malas condiciones sanitarias y de higiene, tanto en las fábricas (polvo de minas e industrias textiles) como en las viviendas suburbiales (falta de agua corriente, saneamientos, etc.). 
El resultado fue una clase social sometida a un modo de vida miserable, con horarios agotadores, poco descanso, monotonía en el trabajo, viviendas deshumanizadas y sobre todo carente de esperanzas de mejora.


Bibliografía:
1.- www.clasesdehistoria.com 
2.- www.buenastareas.com

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