La Revolución Industrial iniciada
en Inglaterra a mediados del siglo XVIII, dio paso a un enriquecimiento
general que fue
transformando la vida y maneras de trabajar, en principio en
Europa, y posterior y paulatinamente en distintos países del mundo.
Destacando de forma más visible el continente americano. Una
buena prueba de la transformación y enriquecimiento lo podemos
ver en la producción de hierro. En 1780 la producción de hierro fue de
60.000 toneladas; en 1800 de 300.000 TN. y en 1830 fue de
700.000 toneladas. Las máquinas cambiaron las formas de
producción. La proliferación de fábricas contribuyó notablemente al
desarrollo, creándose distintas industrias apoyadas por la
maquinaria que contribuía notablemente al enriquecimiento de las
naciones.
La
gran empresa del siglo XIX fue la construcción de los ferrocarriles. La
importancia
que tuvo el ferrocarril en el desarrollo y progreso durante
este siglo fue vital. Los tendidos de vías férreas se extendieron por
todas partes. Las primeras construcciones ferroviarias se
planificaron para el traslado del mineral. Siendo la minería
la industria más beneficiada en su desarrollo, al utilizar el
ferrocarril como el medio de transporte más útil y rápido para
la distribución del mineral. Trasladándolo en muchos casos a
puertos marítimos, donde también mediante la máquina de vapor, era
transportado vía marítima a aquellos puntos del globo donde
eran demandados. Desde
que la Revolución Industrial se puso en marcha, fueron muchas las
industrias que multiplicaron su producción,
beneficiándose de las distintas maquinarias que fueron
incorporando para mejorar su producción. La tecnología se introdujo en
la industria textil, agrícola, minera, la imprenta, etc.,
creándose fábricas en las que las ruedas, poleas, raíles y otros
elementos tecnológicos funcionaban a pleno rendimiento. La
transformación fue notable. Pero si hubo algo que revolucionara
definitivamente todos los aspectos de la industria y la
población, esto fue el Ferrocarril.
El
ferrocarril contribuyó en todos los sentidos al progreso general. Algo
que en la actualidad sigue
en pleno auge, con avances notables tanto en rapidez como en
seguridad. Como medio de transporte ha cobrado una importancia digna del
mejor elogio, ya que en general, son muchos los países
que están implantando la Alta Velocidad como medio de transporte
de viajeros. Incluso se podría decir que está sobrepasando al
transporte aéreo. En el ferrocarril se pueden diferenciar tres
etapas o épocas, a saber, la del vapor, la del diésel y la
eléctrica. Sin duda la que más se identifica con el tren es la del
vapor. Casi se puede decir que todavía sigue
funcionando en nuestros días. Cuando hablamos del tren lo
primero que nos imaginamos es una locomotora de vapor, por muy difícil
que resulte ver hoy una en funcionamiento. En EE.UU. se sigue
utilizando este tipo de locomotoras, tanto en expresos como en
mercancías. Si bien, dichas locomotoras son alimentadas con diésel en
lugar del clásico carbón mineral. Cuando
buscamos información ferroviaria de distintos lugares del
planeta en Internet, siempre nos encontramos con el ferrocarril de
vapor. Obviamente porque fue el primero, pero en todos los casos
porque es el que marca el origen de una transformación en todos
aquellos lugares donde se puso en marcha.
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